¿Sospechas de tu pareja? Así se descubre una infidelidad
Carla llevaba diez años con su marido, seis de ellos como matrimonio, cuando comenzó a sospechar que él podía estar siendo infiel. Era algo que jamás se había planteado, ya fuera porque lo amaba demasiado o porque él tampoco le había dado ninguna excusa para pensarlo. Luis era un hombre cariñoso, protector, detallista, trabajador y honrado, incluso apasionado en la cama cuando tocaba. La llegada de su hija, María, les había trastocado hace tres años. Todo había cambiado en aquel momento, y Carla temió que su relación se resintiera. Sin embargo, estaban más unidos que nunca, y la llegada de la niña fue como la culminación de un sueño para ambos. Eran la familia perfecta, en su casa de ensueño, con buenos trabajos, con una pandilla de amigos increíble… Pero en los últimos meses, Luis parecía haber perdido las ganas de estar con ella, y pasaba cada vez más tiempo solo.
Carla comenzó a preocuparse cuando ya llevaban tres semanas sin hacerlo. No es que su marido fuera el más fogoso del mundo, pero siempre encontraban el hueco para tener su rato de intimidad, incluso después del nacimiento de la niña. Sin embargo, Luis ya no parecía interesado en tener nada con ella, más allá de las típicas discusiones sobre las facturas o los horarios de María. La comunicación se había roto y Carla se temía lo peor. Luis pasaba cada vez más tiempo fuera, trabajando o con ese nuevo grupo de amigos que había hecho para salir en ruta con la bici. Era como si ya no quisiera estar en casa, con ella y con su hija. Entonces, como en un flash, la idea de que su marido pudiera estar engañándola con otra le cruzó por la cabeza. Solo por un segundo, pero ya no salió de ahí. El temor se fue apoderando de Carla hasta llevarla a revisarle el móvil a su marido a escondidas, algo que juró que nunca haría. No encontró absolutamente nada sospechoso, pero eso tampoco la tranquilizó. A esas alturas ya estaba segura de que había alguien más, peor no sabía cómo comprobarlo…
Las infidelidades, cada vez más comunes
Aunque los estudios no son cien por cien fiables para este tipo de cuestiones, las cifras que ofrecen si son muy similares, así que podemos entender que son más o menos realistas. Según las últimas encuestas, una de cada tres personas ha sido infiel en algún momento de su vida a su pareja. No se especifica si fue algo puntual, en la juventud, o si es un “error” recurrente que acaba por dinamitar todas las relaciones serias que tienen. Ser infiel es habitual, y de hecho, se da la circunstancia de que también es más fácil hoy en día. Las redes sociales, los teléfonos móviles, las apps de mensajería, los hoteles privados… Es mucho más sencillo entregarnos al placer con alguien ajeno a nuestra relación, evitando que nuestra pareja se entere. Sin embargo, las sospechas siempre van a existir por la otra parte, por más que intentemos darle la vuelta a la tortilla y hacerle creer que estamos ofendidos por sus insinuaciones.
Las redes sociales, la nueva arma de los infieles
Estamos en la era de las redes sociales. Antes, para conocer a alguien tenías que frecuentar sus mismos ambientes, tener a algún amigo en común… Ahora basta con surfear por Instagram, Tiktok o similar, para encontrar a alguna chica o chico que nos llame la atención y ponernos en contacto con él. Es algo que sucede de forma “pública”, ya que si empezamos a dar likes a las fotos de esas otras personas, nuestra pareja lo sabrá. Sin embargo, también podemos hacerlo de una manera algo menos directa, para que no nos pillen in fraganti. Mandar mensajes directos por Instagram o responder a las historias de esa persona que nos gusta puede ser el principio de algo más. Ligar por redes sociales es hoy algo muy habitual, ya que ofrece una alternativa perfecta para los infieles que quieren jugar a varias bandas.
¿Significa esto que debemos controlar todo lo que la otra persona hace con sus redes sociales? No, ni mucho menos. Una relación sana se basa en la confianza, y si esta se ha evaporado, incluso si no hay infidelidad de por medio, las cosas no van a salir bien. Otra cosa es notar que la otra persona está muy rara, como en el caso que hemos expuesto al principio, y que se está alejando. Deberíamos hablar con esa persona, sin culparle de nada, simplemente preguntando por qué está así con nosotros. Si vemos que ya está dando likes o dejando comentarios en fotos de otras personas que no conocemos, de una manera inapropiada, sí que podremos requerirle una explicación, aunque rara vez las cosas se vuelven tan obvias.
Buscarse una amante… o una prostituta
Los datos son claros: ellos son más infieles que ellas. Si bien las mujeres cada vez se están acercando más a los números de los hombres, todavía existe esa diferencia clara, en la que ellos buscan tener a más de una chica cerca, mientras ellas se “conforman” con la persona a la que tienen al lado. Es algo que deviene de todo ese sistema que primaba al hombre sobre la mujer y que sigue muy arraigado hoy en día. De hecho, son muchos los hombres que se defienden arguyendo que necesitan tener a más de una mujer, pero que no perdonarían jamás que su mujer hiciera lo mismo. Buscarse una amante, habitualmente más joven, es muy común entre los hombres casados que ya han pasado de los 40. Tienen una crisis de madurez y necesitan sentirse jóvenes de nuevo, buscando más allá de lo que tienen en casa.
Esas amantes pueden ser constantes o ser simplemente un jueguecito de una tarde. Lo mismo ocurre con aquellos hombres que son infieles a sus parejas con prostitutas, de forma habitual o puntual. No es lo mismo que en el caso de la amante, ya que aquí no hay ningún vínculo sentimental ni emocional, pero a nivel de pareja la infidelidad sigue existiendo. De hecho, en países latinos es muy habitual que los hombres tengan normalizado el ir de vez en cuando a entregarse con una profesional del placer. Tanto que incluso muchas parejas lo saben, pero se lo permiten, porque entienden que es el “mal menor”. Mejor desfogarse de esa manera que tener a una querida con la que vincularse sentimentalmente.
¿Perdonarías una infidelidad?
Detectar una infidelidad no siempre es fácil, pero es que en muchas ocasiones, la persona que debe hacerlo prefiere mirar para otro lado. La pérdida de confianza en la pareja, el entender que la persona con la que estamos no es perfecta y que nos ha engañado, puede ser insoportable. De hecho, en muchas ocasiones las mujeres con maridos infieles prefieren mirar para otro lado y dejar pasar todo aquello que está ocurriendo, solo por mantener esa imagen de pareja perfecta. ¿Están perdonando esa infidelidad? No. Sencillamente aguantan para mantener lo que piensan que es más valioso, el sentido de familia. También existen casos en los que estas infidelidades son puntuales, y los hombres se arrepienten tanto que sus parejas les conceden una segunda oportunidad. Ya es decisión de cada uno el aprovecharla o no.